Microrrelatos

En la primera evaluación vimos los elementos principales del texto narrativo. El dado que adjunto a continuación nos proponía cuáles tenían que ser los ingredientes de nuestros microrrelatos:


Y estos han sido algunos de los resultados:

Vivo por instantes

Ya hacía dos horas que empecé a recordar algunas cosas, lo único que recuerdo claramente es que iba de camino a Hawái a celebrar mi boda de oro. Me encontraba estirado en la arena, no sentía parte de mi cuerpo, ni las piernas ni las manos. Mientras intentaba recordar lo ocurrido, empecé a sentir todo mi cuerpo, así que intenté levantarme y me puse manos a la obra para encontrar a mi mujer. Me adentré en la selva. Cada vez me ponía más nervioso, no había nadie vivo, pero yo no podía estar solo, seguro que había alguien más. Me cansé de buscar, empezaba a oscurecer, así que regresé al lugar donde desperté. Me estiré en la arena y rápidamente me quedé dormido. A media noche, empecé a escuchar ruidos, abrí los ojos y entre las plantas, vi a tres hombres observándome fijamente. Lo sabía, no estaba solo. Rápidamente fui a hablar con ellos.  Los reconocí fácilmente, recordé que ellos fueron quienes atentaron el avión, pero no me dio tiempo a reaccionar, era demasiado tarde.
A.M. y C.A.

UNA PARTE DE Mí

Me desperté a causa del molesto y ruidoso timbre, que había instalado mi querido novio Pablo. Me abrigué bien antes de atender a aquella inoportuna persona, que aparecía en mi puerta aquella inoportuna mañana de invierno. Por el ojo de la mirilla pude observar el paquete pesado y voluminoso que me esperaba. Abrí la puerta; era un repartidor con un camión jeroglífico. Me resultó extraño, ya que no había encargado nada al supermercado ni a ningún otro tipo de tienda dedicada a la alimentación (debido a mi domicilio situado en la montaña). Después de darle vueltas y vueltas tomé una decisión: abrir aquella enorme caja. ¡Eran bandejas de carne! Tenían una pinta exquisita, iban a nombre de mi amado Pablo. Saqué todas las bandejas para guardarlas en el congelador, menos una que llevaba una nota dirigida a mi persona, en la que ponía: ‘Espero que lo disfrutes, esto es solo una pequeña parte de mí’.- firmado, Pablo. Me alegré tanto al saber que mi novio seguía sano y salvo durante su viaje a la montaña Annapurna. Empecé a cocinar aquellos jugosos filetes de carne, y al coger el último para echarlo a la sartén, vi que debajo medio escondida había una tarjeta de memoria micro. La observé bien y me di cuenta de que era de su cámara, la que se había llevado a la montaña así que decidí ver su contenido. ¡La carne ya estaba lista!, empecé a comerme la carne mientras el vídeo se preparaba. Apareció la imagen: mucha sangre... un cuerpo humano, Pablo... una persona cortando trozos de carne como si fuesen chuletones... delicadeza y precisión que solo un carnicero, por ejemplo, podría realizar...
N.C. y H.E.

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