3. La configuración del mito, entre lo humano y lo divino

Hasta este punto, hemos podido observar el nacimiento del mito y hemos perfilado el carácter del héroe, el gran Burlador. Es el momento de adentrarnos en el dinamismo de la acción dramática que como hemos visto consiste en gozar y huir, casi sin tiempo que perder por parte de don Juan y desafiando toda creencia, como ha sucedido en las dos burlas que hemos presenciado y en las dos restantes de la obra. Don Juan solamente tiene tiempo para el goce y el placer, y pasa de una a otra mujer sin buscarlas, el azar las pone en su camino. "Y es que don Juan no tiene conciencia ni de pasado ni de futuro; ni teme a justicia alguna, ni a la humana ni a la divina, ni, por eso, puede tampoco arrepentirse; su tiempo mítico es un eterno presente, latente, siempre, en su leitmotiv: «¡Qué largo me lo fiáis!»" (Josa y Lambea, 2007: 7-8), lo que evidencia que no teme en absoluto los delitos cometidos.

Don Juan burla a un total de cuatro mujeres a lo largo de la obra, sin ningún tipo de distinción: dos nobles (Isabela y doña Ana), una de ellas extranjera; y dos plebeyas (Tisbea y Aminta). En su carácter heroico y en sus aventuras confluyen los cuatro elementos de la cosmología simbólica de la Edad de Oro (Josa y Lambea, 2007): el aire en su manera de huir con su "caballo volador"; el fuego en su pasión erótica; el agua como elemento intrínseco a la burla de la pescadora Tisbea y la tierra relacionada con la campesina Aminta. En la siguiente audición podemos comprobar la concepción del amor, o más precisamente, la no concepción del amor de don Juan que otorga la razón de ser a sus burlas: 

Texto: anónimo
Música: Cristóbal Galán (ca. 1620-1684)
Segovia. Archivo de la Catedral
 

Es totalmente justificable que se le atribuya a don Juan un perfil satánico por algunas razones que ya se han ido señalando: su cualidad sin límites ni freno, su desafío constante a todo tipo de leyes, sus mentiras... Se trata, como lo define Lola Josa, de un satán barroco soberbio, creyente de un único dios que es él mismo en su carrera de perversión y desafío sembrando el mal (Josa y Lambea, 2007). 

El título de la obra refleja una dualidad entre lo sacro (convidado) y lo profano (Burlador), entre el poder del mal y el poder del bien. Como comenta Lola Josa en la introducción al álbum, si bien parece que en las primeras jornadas estamos leyendo una comedia de enredo, en la mitad de la tercera jornada la obra se redefine y toma la forma de drama teológico en la cual don Juan se enfrenta a un elemento sobrenatural cuyo código desconoce y no le permite seguir burlando.

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