2. El nacimiento del mito

En la mitad de la primera jornada, en las playas de Tarragona, definitivamente el nombre hace al hombre, con una referencia directa al mito que inspiró a Tirso de Molina, Dido y Eneas. Hasta el momento, contra las recomendaciones de su tío, don Juan se ha embarcado hacia España, y tras su naufragio hemos escuchado cómo Tisbea, o la nueva Dido, descubre y describe el naufragio y hace todo lo posible por socorrer y acoger al nuevo héroe. Su nombre aparece por primera vez en el siguiente fragmento:


TISBEA:
¿Quién es este caballero?
CATALINÓN:
Es hijo aqueste señor

del Camarero mayor

del Rey; por quien ser espero,

antes de seis días, conde

en Sevilla, donde va,

y adonde su Alteza está,

si a mi amistad corresponde.
TISBEA:
¿Cómo se llama?
CATALINÓN:
Don Juan

Tenorio.

(vv. 569-579)

En este preciso (y precioso) momento de la obra nace el mito esencialmente mediterráneo de don Juan, "escupido por la espuma del mar a los brazos de una bella mujer, y bajo la protección de Venus, Fortuna y Amor." (Josa y Lambea, 2007: 9). Tisbea pasará a ser la segunda dama burlada de la obra. Al nacimiento del mito, pronto se sumará la condición de Burlador por excelencia del personaje. Veamos el siguiente fragmento en el que don Juan trama la burla de Tisbea y su huida, junto a las dos piezas musicales que definen el carácter y la condición de burlador de don Juan:

DON JUAN:
Mientras que los pescadores

van de regocijo y fiesta,

tú las dos yeguas apresta,

que de sus pies voladores

sólo nuestro engaño fío.
CATALINÓN:
¿Al fin pretendes gozar

a Tisbea?
DON JUAN:
Si burlar

es hábito antiguo mío,

¿qué me preguntas, sabiendo

mi condición?
CATALINÓN:
Ya sé que eres

castigo de las mujeres


(vv. 885-895)


Texto: Tirso de Molina (1579-1648) / Agustín de Salazar y Torres (1642-1675

Música: Juan Hidalgo (ca. 1614-1685)
Nueva York. The Hispanic Society of America
 
Texto: Tirso de Molina (1579-1648) 
Música: Bernardo Murillo (s. XVII)
Madrid. Biblioteca Nacional: Libro de Tonos Humanos (1655-1656)


Así, con esta segunda burla don Juan confirma su proceder de burlar y huir, lo que constituye sus aventuras como héroe amoral y desafiante. Pero como se ha apuntado en el inicio de este apartado, hay que considerar la peculiaridad de esta segunda burla relacionada estrechamente con el mito de Dido y Eneas de Virgilio. Eneas fue arrojado por una tempestad a la costa africana y fue recogido por los habitantes de Cartago, ciudad que había sido fundada por la reina Dido, que lo acogió y se enamoró de él. Ante el suceso, Yarbas, un rey indígena africano enamorado de Dido, pidió a Júpiter que alejara a Eneas de ella, y el dios lo escuchó y dio órdenes de partir al héroe. Al obedecer Eneas, Dido, desolada, construyó una gran pira para suicidarse entre llamas. También Tisbea, tras ser burlada y abandonada, intenta suicidarse, y aunque ella en el mar, aclama como Dido el fuego del infierno. La diferencia está en que en su caso fue salvada por los pescadores:


ANFRISO:
¡Al mar se arroja!
CORIDÓN:
¡Tisbea, detente y para!
TISBEA:
¡Fuego, fuego, zagales, agua, agua!

¡Amor, clemencia, que se abrasa el alma!


(vv. 1041-1044)

En la siguiente audición podremos escuchar a una Tisbea decepcionada, abandonada y desolada:


Texto: Tirso de Molina (1579-1648) / anónimo
Música: ¿Manuel Correa (ca. 1600-1653)?

Madrid. Biblioteca Nacional: Libro de Tonos Humanos (1655-1656)  
 

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